“La satisfacción de cantarle a mi gente, a mi pueblo, es lo mejor que me ha dado esta vida”, añade el cantautor del género regional campesino.
Desde la remota aldea de San Francisco en el municipio Uribante, el músico, compositor y también locutor Pedro Soto, nos revela un poco de su vida y también de la música campesina, que, a pesar de ser dos conceptos distintos, para él, es un todo, un conjunto que siempre ha estado presente desde su infancia.
Soto, lleva décadas en el mundo musical rural de los andes
venezolanos, él explica un poco acerca de la génesis de este género, el cual
pudo vivir de primera mano en sus primeros años de vida. “Mis primeros en la
música fueron de niño como cantante a los 11 años. En las parrandas campesinas
iba bastante y me aprendía las canciones al igual con los programas de radios
que caían de Colombia”, añade Pedro, rememorando en el mar de sus recuerdos
artísticos.
Para el cantautor, este género musical está arraigado a la
vida cotidiana de los campesinos, de la gente trabajadora de las zonas rurales.
“Siempre me gustaba cantar y participar en actos de las escuelas, solo a
capella porque no había instrumentos. Otra forma de alegrar cantando era en
las cogidas de café, allí tanto uno mismo como los demás se entretenían
mientras trabajábamos fuertemente, porque antes era difícil tener un radio de
pilas”.
“Yo inicié con unos muchachos de la comunidad, varios
instrumentos con los hermanos Contreras. Así muchos empezamos en la música
campesina”, cuenta el artista rural, quién, además, reflexiona sobre muchas
acciones que gran parte de los grupos musicales comparten en su génesis.
“Gran parte de los grupos de música campesina empezamos
tocando en las fiestas patronales de las aldeas, eventos culturales y fuimos a
distintos festivales en Barinas y la gran mayoría en Pregonero”. Confirma el
también locutor.
Además, menciona los procesos complejos por los que ha pasado
la música campesina para tener la relevancia de hoy en día, una serie de
momentos en donde, según él, benefició a todos los del medio. “Nos
promocionaron por las radios de nuestra región. Poco a poco fue calando y
gustando en la audiencia. Mucha gente empezó a disfrutar nuestra música,
estuvimos en demasiados pueblos de Táchira, Mérida y Barinas (sobre todo en
Socopó, donde hay muchos chácaros) vendiendo nuestra música”.
Por otro lado, Pedro Soto mira con nostalgia sus años de
mayor actividad musical, donde para muchos el sumó para proyectar la música
campesina en la zona de montaña y parte de los llanos venezolanos. El
compositor acepta, bajo una sincera modestia y humildad, que “puso su grano de
arena” y que, en su pueblo, Pregonero, lo han apoyado mucho.
El presente y las carencias de la música campesina hoy en día
El también locutor y promotor del género regional campesino,
afirma que en la actualidad ha sido bueno que “las canciones gusten al público
juvenil, porque quiere decir que hay futuro y se da continuidad a nuestra
música”. Sin embargo, considera que hace falta más promoción, difusión y que la
unidad de los artistas signifique un paso más para consolidar este ritmo típico
de los campos.
“Quisiéramos que nombraran a este género como patrimonio
cultura (…) debemos todos los grupos y cantantes ser más unidos, sin egoísmos
para seguir sumando y promocionando a nuestra música campesina”, mantiene Pedro,
quién ya cerraba sus declaraciones para continuar su trabajo en su programa
radial y, justamente, promocionar nuevas canciones y ritmos que resuenan en las
montañas andinas.
0 Comentarios